viernes, 18 de julio de 2008

MÉXICO EN EL G5




México frente al G-8 Reforma(06-Jul-2008).-
Para acudir a la reunión del G-8 con el G-5 el año pasado en Alemania, la delegación de México gastó más de 127 mil dólares en dos días y Felipe Calderón ni siquiera logró presentar su proyecto sobre cambio climático; sin embargo, el Presidente parte hoy a Japón para participar otra vez en la cumbre de los países más desarrollados del mundo.
Las reuniones con los mandatarios del G-8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia) y el G-5 (India, China, Sudáfrica, Brasil y México) pocas veces se traducen en compromisos concretos, pero para la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Lourdes Aranda, el que México esté presente es importante por la posibilidad de establecer relaciones con los países más desarrollados.
"No siempre se puede cuantificar el costo beneficio de este tipo de reuniones", admite la funcionaria, "ha habido una gran demanda para que México tenga una política exterior reconocida y un papel propio como actor global responsable. Ésta es una de las pruebas más concretas de que México está jugando donde se toman las decisiones y lo puede hacer. Muchas veces no hay resultados cuantificables, concretos, pero si alguien considera que es demasiado costoso que el Presidente vaya a sentarse en una reunión con los otros 12 líderes más importantes de la economía internacional... pues son posiciones opuestas de lo que se piensa que es la política exterior".
A pesar de haber sido invitado desde el 2005 en Inglaterra por los miembros del G-8, el G-5 no cuenta aún con el total reconocimiento de sus pares más desarrollados y sus propuestas no siempre son tomadas en cuenta.
En la primera participación de México, en Gleneagles 2005, Vicente Fox promovió la propuesta de reiniciar las negociaciones estancadas de la Organización Mundial de Comercio, a lo que los países desarrollados sí se comprometieron en su declaratoria final.
En el 2006, en San Petersburgo, se firmó el documento donde los países del G-5 urgían a los más desarrollados a eliminar los subsidios agrícolas que impiden el libre comercio de sus productos, pero el tema pasó a segundo término, pues el G-8 priorizó temas como la educación, la seguridad y el medio ambiente.
El año pasado en Heiligendamm, Alemania, el G-8 emitió su comunicado final antes de haberse reunido con el G-5, por lo que no se tomaron en cuenta sus propuestas sobre cambio climático, el tema que Calderón llevaba en agenda.
La subsecretaria menciona que Japón, el anfitrión del 2008, es precisamente uno de los más renuentes del G-8 a reconocer al grupo emergente, aunque les han prometido que no se repetirá lo sucedido en Alemania.
En junio, el primer ministro japonés, Yasuo Fukuda, dijo que el grupo de los cinco se ampliaba a ocho con la invitación de Australia, Corea e Indonesia y que sólo tratarían el tema del cambio climático; sin embargo, explica Aranda, el G-5 está formalmente definido sólo con los miembros iniciales y su dinámica de trabajo es independiente de lo que defina el G-8.
"Igual que el G-8 tomó mucho tiempo en crearse y en fortalecerse, el G-5 ha sido una cosa gradual que originalmente se motivó por estas invitaciones, pero lo que hemos estado buscando es que el G-5 tenga una vida propia independientemente de las reuniones con el G-8. Aunque una gran parte de los trabajos es tener una interlocución con este grupo de países, también a su vez es un ámbito en el que podemos revisar, hacer evaluaciones y tomar decisiones sobre temas que nos afectan a los países en desarrollo", comenta Aranda.
Desde octubre del año pasado México funge como coordinador del G-5, por lo que Calderón tiene el reto de lograr una mediación para que las propuestas que su grupo defina en una reunión previa sean tomadas en cuenta por los países más desarrollados, una labor que en palabras de la subsecretaria será facilitada por la buena relación que el país mantiene con los miembros de ambos bloques.


Intereses similares

Japón ha propuesto una agenda temática similar a la que se trató el año pasado en Heiligendamm, donde se discutieron temas relacionados con la economía mundial y la inversión entre países, el desarrollo de África y el cambio climático, pero ha agregado tópicos más actuales y urgentes como la crisis de los precios del petróleo, la seguridad alimentaria y la revisión de las llamadas Metas del Milenio (ocho metas definidas en el 2000 enfocadas a objetivos relacionados con la pobreza, educación, igualdad de género y el medio ambiente).
Fukuda ha insistido en la importancia del cambio climático y lanzará un programa llamado Cool Earth Promotion Programme, por lo que Calderón tendrá la oportunidad de insistir en la propuesta que llevaba el año pasado: lograr que los 13 países se comprometan a reducir sus emisiones. Esta propuesta fue bloqueada por China e India, que atribuyen a los países desarrollados mayor responsabilidad.
México también aprovechará para promover la iniciativa del Fondo Mundial sobre Cambio Climático, explica Aranda, también conocido como Fondo Verde, el cual busca incrementar los recursos internacionales para apoyar los esfuerzos de mitigación, adaptación y transparencia tecnológica.
La funcionaria explica que en enero de este año la preocupación del G-5 era, principalmente, la crisis financiera en Estados Unidos, pero este tema, que era muy candente, ha sido sustituido por otras crisis: el alza de los precios de los alimentos y del petróleo.
"Ésos son los temas en los que por lo menos los países del G-5 tenemos gran interés en tratar con nuestra contraparte del G-8", señala la subsecretaria, quien a su vez funge como sherpa, término utilizado para nombrar a la persona cercana a los mandatarios encargada de coordinar las reuniones.


El Proceso de Heiligendamm

En la tercera reunión ampliada del G-8 con el G-5, el año pasado, se dio finalmente un paso más concreto en la intención de llegar a acuerdos sobre ciertos temas, al firmarse el Proceso de Heiligendamm, una iniciativa que propicia la reunión de expertos y funcionarios de alto nivel de cada uno de los 13 países, divididos en cuatro temas definidos como los pilares de la discusión.
Los temas son: caminos para lograr que la inversión transfronteriza implique beneficios mutuos, la promoción de la investigación y la innovación respetando la propiedad intelectual, la eficiencia energética y el desarrollo.
Cada grupo se ha reunido por lo menos dos veces desde que se firmó el acuerdo en junio del 2007, en la sede de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, en Francia.
"Es una dinámica importante en la que expertos de países del G-5 y del G-8 tienen la oportunidad de dialogar, discutir, comentar, inclusive de tratar de convencerse mutuamente sobre cuáles son las opciones para el desarrollo en estos temas", explica la embajadora.
Cada uno de los grupos de trabajo es dirigido por un miembro del G-8 y uno del G-5; México, por ejemplo, preside el relacionado con la inversión transfronteriza. Sin embargo, los resultados de cada una de estas juntas no se han hecho públicos. Se tiene previsto que en esta cumbre de Japón se emita un informe previo y el comunicado final se dará a conocer hasta el final del proceso en la siguiente reunión del G-8 en Italia.
Otra meta en el viaje de Calderón es consolidar al G-5 como grupo, por lo que se buscará que, además de la reunión que sostienen los líderes de estos cinco países antes del diálogo ampliado con el G-8, sus respectivos cancilleres se reúnan por lo menos una vez al año.
La titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, se reunió con sus homólogos de China, Yang Jiechi; India, Pranab Mukherjee, y Sudáfrica, Nkosana Dlamini-Zuma, además del subsecretario brasileño, Everton Vargas, en septiembre del año pasado en Nueva York no sólo para dar seguimiento a los temas discutidos, sino también para reflexionar cómo fortalecer al grupo, explica la subsecretaria, quien también sostiene encuentros periódicos con los sherpas de los otros países.

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